Lo cierto es que todo esto se podría haber evitado. Y no necesariamente adoptando una disciplina militar de limpieza minuciosa y mantenimiento exhaustivo de la guitarra. Es más, algunas de las medidas que pueden hacer que esta situación se retrase, o nunca llegue, son muy sencillas. Por esta razón, nos hemos decidido a hacer una pequeña colección de gestos fáciles para mantener nuestra guitarra económica en buen estado.
Ajuste de luthier
Hay muchas buenas razones para llevar tu primera guitarra a ajustar. Muchos establecimientos incluyen el servicio de un primer ajuste por la compra del instrumento, y está totalmente indicado aprovecharlo. Por si no sabes de qué hablamos, un luthier es un profesional que construye, repara y ajusta instrumentos de cuerda. Posiblemente estés pensando que no tiene sentido que un producto recién comprado requiera un ajuste, pero las guitarras son de madera, y viven muchas peripecias hasta llegar a la tienda o a casa, por lo que es bueno que un profesional la revise para ver si sus piezas se mantienen en buen estado. Quizás parezca caro, pero vale la pena.Habitualmente, los luthieres comprueban si el mástil está en su grado de inclinación óptimo respecto al cuerpo, corrigen la altura de las cuerdas y comprueban que todo está en su equilibrio más razonable. Con ello también son capaces de corregir los “trasteos”, que consisten en vibraciones o sonidos ahogados en determinados trastes. Además, revisan conexiones, desgastes, erosiones o defectos de fabricación que te puede interesar conocer. Una segunda misión del luthier es que tu instrumento alcance su máxima comodidad posible. Los guitarristas con experiencia saben que la diferencia de tacto de una guitarra ajustada puede ser abismal, y que la sensación de calidad del instrumento puede crecer insospechadamente. Nada es mejor que sentir que tu instrumento se toca como si costase el doble de lo que has pagado.
En definitiva, tu guitarra sonará mejor, tendrá mejor salud y posiblemente, aprendas más y más rápido, ya que las cuerdas parecerán más blandas y fáciles de tocar. Respecto a cuándo será necesario hacer un segundo ajuste, no hay una opinión única. Mucha gente lo hace anualmente, pero lo importante es estar atento a si nuestra guitarra presenta anomalías de tacto o sonoras, especialmente si persisten cuando no estamos conectados al amplificador.
Limpiar el sudor
Lo cierto es que el sudor es muy nocivo para la guitarra, especialmente si sudamos mucho por las manos (si es tu caso, te recomendamos el artículo del compañero -rich- acerca de la Hiperhidrosis Palmar). Solemos no darle importancia, pero tiene la capacidad de estropear las partes metálicas de la guitarra (especialmente en las cuerdas, puente y trastes), y deja muchos residuos en el diapasón, junto con cualquier otro tipo de suciedad que tengamos en las manos.Una buena solución es un simple paño seco que podemos utilizar para secar cuerdas, puente y otras partes de la guitarra después de tocar, pero también hay quien compra productos especialmente pensados para el cuidado de las cuerdas. Otra de las piezas que sufren esto con gran severidad son los tornillos, que se pueden llegar a oxidar muchísimo. Esos tornillos son importantes, porque en un futuro podrías querer cambiar de pastillas, de golpeador, o arreglar algo en el interior de tu guitarra. El óxido puede destruir la cavidad donde se inserta el destornillador, convirtiendo algo que podrías hacer sin esfuerzo en una pesadilla. Lo que nos lleva al siguiente apartado...
Cambiar tornillos
Relacionado con el consejo anterior, tampoco es una mala idea cambiar los tornillos cuando veas que comienzan a estropearse. Se trata de una sustitución barata y, además, no es necesario que los cambies todos, ya que si la guitarra no frecuenta espacios muy húmedos, sólo suelen afectarse los que están cerca de nuestra mano y brazo. Nuevamente, otro consejo fácil: no aprietes excesivamente los tornillos, ya que podrías partir alguno de los plásticos del marco de pastillas o del golpeador.Cambiar las cuerdas a menudo
Este es uno de los consejos más obvios para un guitarrista experimentado, pero la realidad es que muchos principiantes ni siquiera habían imaginado que las cuerdas de guitarra tenían que cambiarse. Y su cara de sorpresa es aún mayor cuando se les explica que no es extraño que un guitarrista cambie las cuerdas mensualmente. La razón es que las cuerdas pierden sus cualidades con muchísima rapidez en cuanto las sacamos del paquete: cada vez son menos elásticas (los metales también tienen algo de elasticidad), su sonido pierde brillo, su afinación comienza a ser defectuosa (lo sabrás porque en los trastes por encima del 12 notarás una flagrante desafinación) y además, su textura será áspera y desagradable.Pero hay algo más grave: las cuerdas estropeadas son muy rasposas, y pueden dañar los trastes a un ritmo más acelerado. Los trastes en las guitarras económicas no suelen ser de una gran calidad por lo que pueden deformarse fácilmente y presentar desniveles causados por las cuerdas en las zonas donde más se toca. Dichas deformaciones hacen que ciertas notas un día dejen de sonar, ya que la cuerda no descansa a la altura que solía hacerlo, y roza con otros trastes, impidiendo su vibración. Es posible aplanar los trastes para prolongar su vida, pero podría llegar el momento en que finalmente tuvieses que cambiarlos, una operación que con toda seguridad te costará igual (o incluso más) que lo que pagaste por tu guitarra. Por ello hay que evitar llegar a ese punto a toda costa.
Ideas para evitar los golpes
Parece innecesario decir que hay que evitarle los golpes a la guitarra, pero hay algunas conductas que te pueden ayudar a reducir los accidentes. Una buena propuesta es invertir en accesorios que sirven, precisamente, para proteger el instrumento, como es el caso de las correas de seguridad. Este tipo de correas tienen un cierre más elaborado que las convencionales, y evitará que el botón se salga del ojal, precipitando la guitarra al suelo. Otra buena idea son las fundas o los estuches duros (aunque son algo más pesados de transportar) y, por supuesto, los soportes de guitarra, que te quitarán la costumbre de dejarla apoyada en cualquier sitio, a riesgo de resbalarse y caer.También hay otras buenas costumbres que puedes adoptar, como no dejar el cable conectado cuando no la estas usando. Sólo puede conducir a que se enrede en el pie de alguien, y la guitarra se caiga al suelo. Otra precaución a tener en cuenta es la de asegurarse que tanto las fundas como los estuches están bien cerrados: no sería la primera vez que alguien levanta un estuche por el asa, para descubrir que no estaba cerrado. El estuche se abre, la guitarra cae al suelo...en fin, te haces una idea.
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