Muchas veces se compran monitores en base a una review o por el boca a boca, y resulta sorprendente, ya que se trata de un ítem muy personal. En este extracto de mi Studio Builder’s Handbook (escrito con Dennis Moody) se cubren algunos aspectos a tener en cuenta antes de comprar tu próximo set de altavoces.
No elijas unos monitores porque otros lo estén usando
Sólo porque tu ingeniero favorito utilice unos Tannoy Precision 8D no significa que serán buenos para ti. Cada uno oye de distinta manera y tiene una experiencia auditiva diferente. Además, pueden no ir bien con la acústica de tu espacio, o pueden ser inapropiados para el tipo de música que haces, y si son pasivos, puede que no tengas el mismo amplificador que se utilizó en tu review de referencia, así que te sonará distinto.
Escucha los monitores antes de comprarlos
Los profesionales se toman su tiempo y escuchan sus monitores bajo un amplio rango de condiciones antes de decidir su compra. ¿Por qué no habrías de hacer tú lo mismo? Quizá no vivas cerca de una gran ciudad con abundantes tiendas de audio de profesional, o aunque vivas cerca, quizá no tengas una buena relación con alguien que te pueda hacer una demosración personalizada en tu estudio. Pero eso no debería frenarte a la hora de hacer tus escuchas; tómate la molestia de viajar a tu tienda de audio profesional más cercana y dedica tiempo a escuchar.
Deberías fijarte en esto a la hora de evaluar un monitor:
- Busca un equilibrio de frecuencias neutro: comprueba si hay frecuencias exageradas o atenuadas mientras escuchas un tema musical que te resulte familiar. Presta especial atención al rango medio de frecuencias —entre 1.5 y 2.5kHz—, a los platos de batería en las frecuencias altas, a las voces y guitarras en frecuencias medias, y al bajo y bombo en la zona de graves.
- Escucha el equilibrio de frecuencias a distintos niveles: los monitores deberían mantener el equilibrio a cualquier nivel, de flojo a más fuerte.
- Asegúrate de que los monitores suenan lo bastante fuerte sin distorsionar: comprueba que ofrecen un nivel limpio suficiente para tus necesidades. Muchos monitores activos tienen limitadores incorporados que evitan la distorsión del altavoz o amplificador, pero esto también impide que el sistema suene todo lo fuerte que podrías necesitar. Asegúrate de escucharlos a distintos niveles de volumen para determinar si tendrán la suficiente potencia para ti, o si distorsionan o alteran sus características sonoras dramáticamente a distintos volúmenes.
Escúchalos con música que conozcas bien
La única manera de juzgar unos monitores es escuchando material que te resulte muy familiar y que hayas escuchado en muchos entornos diferentes. Esto te dará el necesario punto de referencia para juzgarlos adecuadamente. Puedes utilizar algo que hayas grabado tú mismo y que conoces por dentro y por fuera, o un CD favorito que te parezca bien grabado. Evita hacer escuchas críticas con archivos MP3 o streams de Spotify —los streams de alta resolución de Tidal o Deezer sí están bien—, porque cuanta más calidad en tu fuente de reproducción, mejor. Una fuente de alta calidad a 24 bit que provenga de un grabador personal está genial, porque te da una idea más precisa de la respuesta en frecuencia del sistema.
Si los monitores que estás escuchando son pasivos —o sea, no están autoamplificados— podrías llevar tu propio amplificador, porque la combinación de ampli y altavoz es una cosa delicada. Un altavoz tiene un grado de interdependencia con su fuente de potencia mucho mayor del que muchos suponen, y muchos ingenieros dedican tanto tiempo a la búsqueda del amplificador perfecto como a la de los monitores perfectos. Por suerte, esto no suele ser un problema hoy por hoy, ya que la mayoría de los monitores de alta calidad llevan amplificadores incorporados que se adecúan perfectamente a los drivers de los altavoces.
Dicho todo esto, lo cierto es que podrías acostumbrarte a casi cualquier altavoz si lo utilizas lo suficiente y aprendes sus puntos fuertes y débiles. También ayuda disponer de puntos de referencia para comparar el sonido, como tu coche o un reproductor de música portátil, para luego ajustar tus mezclas y conseguir que suenen bien también en ellos.
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