sábado, 27 de abril de 2019

Fractal Audio FM3, la nueva pedalera inspirada en Axe-Fx III

En realidad, a los fans de Fractal Audio no les ha pillado exactamente de sorpresa, ya hacía tiempo que el creador de Fractal Audio dejaba caer insinuaciones en los foros de Fractal Audio. La nueva FM3 es la pedalera más reciente de la marca, y está inspirada en la interfaz y muchas de las prestaciones del rack Axe-Fx III, el más reciente de la serie. Se trata de una unidad compacta con tres pulsadores (asignables, con función Tap y Hold y posibilidad de crear "layouts", diferentes "escenas" de funciones de footswitch) y pantalla a color (la misma de la versión rack), con leds con colores y que carga el firmware Ares. A pesar de ofrecer un número limitado de pulsadores, en esta ocasión se ha incluido la conexión Faslink para que, si poseemos alguna de las nuevas controladoras de Fractal Audio, podamos expandir su capacidad de control (alimentando además el controlador con la propia FM3). No obstante, tiene MIDI In y Out para que podamos lograr el mismo resultado con una pedalera MIDI convencional.
Fractal FM3
La pedalera es la sucesora de la AX8 (de hecho, quienes estaban en lista de espera para la AX8 ha pasado a estarlo automáticamente para la FM3), e incluye 256 modelos de ampli, 2200 emulaciones de altavoces mediante respuestas a impulsos y 2000 espacios libres para que nosotros carguemos las nuestras propias. Por supuesto, lleva una enorme colección de efectos y puede funcionar como interfaz de audio 4x4 (la mitad de lo que ofrece la versión rack). Funciona por presets y por escenas (8 por preset).
Fractal FM3
En la parte de conexiones, tenemos salida estéreo XLR, salida de auriculares, un loop de efectos estéreo (que puede ser tratado como entradas y salidas mono individuales), conexión para pedales adicionales de control (especialmente indicado ya que esta vez sólo tenemos 3 pulsadores), salida digital y dos conexiones USB. Por el momento, las reacciones de los fans de Fractal han sido positivas en cuanto al precio (Direct price: 999 $, List Price 1399 $).
Sin duda, es una suma importante, pero está lejos de los precios de salida a los que nos acostumbró Fractal con sus anteriores productos. Está claro que Fractal Audio quiere entrar a un terreno algo más mundano con esta unidad. Sin embargo, también ha habido algunos usuarios no muy contentos al leer que la capacidad de procesamiento de la FM3 es cercana a la del AX8, que presentaba algunas limitaciones en cuanto a bloques de efecto duales (no permite doble ampli, y algunos efectos como el vocoder han sido obviados). En cuanto al tamaño, parece que tiene las mismas proporciones que uno de los controladores de pie más recientes, por lo que estará sobre unos 28,3 cm x 23,3 cm.
Fractal FM3

Tom Morello apoya una recogida de firmas para llamar "Chris Cornell" al agujero negro

Chris-Cornell-Black-Hole-Sun
Seguramente todos estáis al tanto de la reciente proeza científica que ha conseguido la primera evidencia visual directa de un agujero negro supermasivo y su sombra. Este fenómeno gravitacional teorizado por Albert Einstein se encuentra a 55 millones de años luz de la Tierra en la galaxia Messier 87, tiene una masa de 6.500 millones de veces la del Sol, y un diámetro de 40.000 millones de km, ocho veces más que el tamaño del Sistema Solar. Un autentico monstruo, según lo han calificado los propios científicos.
Agujero negro en Messier 87
La primera fotografía de un agujero negro fue posible gracias al proyecto telescópico conocido como Event Horizon Telescope (EHT), que mediante la combinación de ocho radiotelescopios sincronizados en 4 continentes, consiguieron procesar las señales combinadas para mostrar esta increíble imagen. Todo un hito de la ciencia.
Pues bien, una fan de Chris CornellGiuliana Jarrin, ha iniciado una recogida de firmas en la plataforma change.org para pedir a la NASA y resto de participantes en el proyecto, que bauticen el agujero negro con el nombre de Chris Cornell con la excusa de haber sido el autor de la canción "Black Hole Sun".
Según Giuliana Jarrin: "Black Hole Sun", escrita por Chris Cornell, es sin duda la canción más conocida y popular de Soundgarden, y uno de los mayores himnos de los 90. Por esta razón, y el impacto que Chris Cornell tuvo en la vida de tantos y en la música misma, le pido a la NASA, al Event Horizon Telescope Collaboration y a todos los astrónomos y científicos involucrados en este descubrimiento, que le pongan el nombre de Chris Cornell a este agujero negro. Esta sería una forma "surrealista" y sorprendente de honrar su vida y su contribución a la música"
Chris-Cornell-Tom-Morello
Esta iniciativa, que ya se encuentra cerca de conseguir la meta de las 50.000 firmas, ha recibido un espaldarazo en las ultimas horas de la mano de Tom Morello. El que fuera compañero de Cornell en Audioslave ha declarado que le encantaría que fuera posible, y que le gustaría firmar la petición ya que le parece algo muy apropiado.
De momento la NASA no se ha manifestado sobre esta petición, y de hecho el agujero negro ya ha sido bautizado con el nombre de "Powehi". Una palabra hawaiana que significa "la creación oscura adornada e insondable", o "la fuente oscura embellecida de creación infinita".

lunes, 8 de abril de 2019

Técnicas avanzadas de masterización


Hay quien opina que la masterización no existe, que es un parche a una mala mezcla. Realmente, aunque no estoy totalmente de acuerdo, no deja de tener razón. En general, una buena mezcla requiere un proceso posterior mínimo. El problema es que, durante el proceso de la mezcla, se tiende a equilibrar unas pistas con otras sin tener claro cómo debe sonar el conjunto ?acrecentado por la fatiga auditiva?. Esto se evitaría en gran medida teniendo una pista como referencia constante durante la mezcla o usando un analizador de espectros.
Entonces, ¿cuál es el objetivo de la masterización? En primer lugar, conseguir uniformidad entre las pistas, de forma que no existan grandes diferencias de sonido dentro de un mismo trabajo; conseguir que suenen igual en cualquier equipo de audio, corrigiendo picos que han pasado desapercibidos en los monitores de referencia usados en las mezclas; y ganar algunos dB de volumen medio. En este último punto hay una gran polémica, pero esta nueva tendencia de apurar al máximo el volumen de una canción tiene su explicación en lapsicoacústica. Para el oído humano, una canción que tiene más volumen que otra es percibida como mejor de forma inconsciente. Este curioso efecto es el motivo por el que se tiende a comprimir y limitar al máximo posible cada pista, consiguiendo, en muchos casos, que la pieza pierda toda la dinámica, siendo este un terrible error.
Propongo una situación real y habitual: acabas de terminar de mezclar unos temas y te gustaría que sonasen correctamente en cualquier sistema de audio y que tuvieran coherencia entre ellas. Sin duda necesitan una masterización, un ajuste común y preciso. Por tanto, coges tus pistas y las cargas en tu editor de audio y te dispones con tus bien conocidos monitores de campo cercano a masterizarlas... Sin duda estás comiendo de entrada tres errores bastante importantes: primero, nunca se debe masterizar sin descansar los oidos. Unos oídos viciados tenderán a destacar frecuencias en la mezcla; en segundo lugar, unos monitores de campo cercano no son lo más apropiado para masterizar, al no ofrecer una respuesta clara y amplia de todo el espectro; y en tercer lugar, tú no deberías nunca masterizar tus propias mezclas, puesto que hay detalles que ya pasas por alto por el vicio de escucharlos una y otra vez. Por tanto, lo mejor es recurrir a un buen profesional siempre que se pueda.
357.jpg
Las condiciones ideales de masterización distan en muchos casos de la mayoría de los estudios de grabación de cualquier categoría. Para estos menesteres se requiere una sala tratada acústicamente, para ofrecer una respuesta equilibrada en todas las frecuencias. No se trata de crear una cámara anecoica; consiste en evitar realces de frecuencias y rebotes dañinos para una correcta audición. Los altavoces son un punto clave: necesitamos escuchar todas las frecuencias sin coloraciones. Es un error habitual en los monitores de campo cercano y, en menor medida, en los de medio campo, su incapacidad para reproducir frecuencias graves, siendo atenuadas las frecuencias por debajo de los 70 Hz. Por tanto, unos monitores de campo lejano, multivía y habitualmente empotrados, serían el punto de partida ideal para la masterización. Es muy importante, además, disponer de escuchas de distintos tamaños y calidades para poder chequear el material en condiciones cercanas a las que dispondrá el receptor final.
La gran polémica surge en cuanto a qué elementos (y en qué orden son adecuados) para una masterización. En el artículo anterior se sugería el sistema del Finalizer. Sin duda hay cosas fundamentales que no deben faltar en una cadena de masterización: un ecualizador, un compresor y un limitador. Personalmente, no podría vivir sin un compresor multibanda y un par de conversores M-S (este elemento lo analizaremos más adelante) y, sin duda, es muy socorrido un excitador aural, pero la gran pregunta es ¿software o hardware? La respuesta: da igual, pero ha de ser de primera calidad. En general, la alternativa software suele ser más barata a igual calidad. Hoy en día, la solución software es la que ofrece mejor calidad-precio. Existen numerosos paquetes de primerísima línea de Waves, Spectral Design y TC, entre otros. Un ecualizador mediocre o un compresor de baja calidad puede destrozar una mezcla. En cualquier caso, la clave de todo el proceso es que la masterización no arregla una mala mezcla.

La normalización

Uno de los objetivos principales de la masterización de un disco es que las canciones sean percibidas a un mismo nivel medio. Cuando empiezas el ajuste de varias pistas, el primer paso lógico es normalizarlas de forma que el pico de volumen más grande coincida con el máximo permitido. En principio esto es innecesario puesto que, mediante la compresión y limitación, vamos a ajustar las pistas para que suenen todas a un volumen medio similar y al normalizar podemos perder sutilezas. Sólo cuando una pista muestre un volumen demasiado bajo se requeriría una normalización. Además, en ese caso, si la pista fue mezclada a 16 bits, la normalización puede aumentar el nivel general del ruido de la pista, con lo que es más conveniente volver a la mezcla y subir el nivel de la mezcla.

Compresión multibanda

Con un compresor multibanda se pueden hacer ajustes muy precisos sobre las distintas bandas. Son útiles para destacar o atenuar instrumentos o frecuencias descontroladas. La diferencia más importante con la ecualización es que la ecualización recorta las frecuencias seleccionadas en todos los casos, mientras que un compresor ajustado a una banda de frecuencias sólo actuará cuando el volumen de esa banda supera el umbral establecido. El compresor multibanda es muy útil para retocar el equilibrio espectral, pero adquiere su mayor esplendor cuando se usa en modo M-S.

Modo M-S

Sin duda uno de los procesos más útiles para hurgar en las entrañas de la mezcla. La conversión M-S consiste en convertir una mezcla de dos canales L-R (izquierda ? derecha, una mezcla estéreo normal) en el formato de dos canales M-S (centro-estéreo), de forma que el canal M contiene la información que se escucha en el centro de la mezcla y el canal S sólo la información estéreo. El canal S consiste en la señal resultante de restar al canal izquierdo el derecho. El canal M es la suma de la señal resultante de sumar el resultado de restar a cada canal la señal S.
M = (L-S)+(R-S) ; S= L-R
Para devolverlo al formato L-R, sólo hay que hacer pasar de nuevo el audio por otro conversor M-S.
Generalmente, en una mezcla solemos disponer en el canal central de la voz, el bajo, el bombo, la caja y algún instrumento solista y en el canal del estéreo suelen estar charles, rebotes de los ecos, reverberación e instrumentos de adorno. Supongamos que tenemos una mezcla en la que la voz suena demasiado alta; es un gran problema. Si intentamos atenuarla mediante ecualización, probablemente perdamos las guitarras ?panoramizadas a los lados?. Si montamos la siguiente cadena...
358.jpg
...y ajustamos el compresor multibanda en la banda de la voz, podremos atenuar únicamente la voz sin dañar el resto de los instrumentos.

Excitador aural

Este elemento fue en el pasado utilizado ampliamente. Cuando la tecnología musical estaba bajo mínimos, las mezclas eran bastante opacas y llegó a ser tan imprescindible que su inventor sólo los alquilaba. Su principio activo se basa en la restauración de armónicos perdidos durante el proceso de la mezcla, añadiendo brillo. En la actualidad, basándose en el mismo principio, han aparecido un nuevo tipo de excitadores que añaden presencia en el espectro de los graves o incluso los que permiten la selección de la frecuencia central. Con la mejora de los procesos de grabación y mezcla, su uso ya no está tan justificado, aunque en muy pequeña cantidad puede añadir ese brillo que suele faltar en los masters. Es un efecto con el que es muy fácil pasarse, porque el oido se acostumbra muy rápidamente y se tiende a añadir más de lo necesario.
Los medidores
359.jpgPara poder ajustar el nivel entre canciones, es necesario usar medidores fiables. Los vúmetros incorporados en las mesas de mezclas y en los programas suelen ser medidores que reaccionan muy rápido a los transitorios, ideales para evitar distorsión y saturación que, por otro lado, es tan peligrosa en la grabación digital y aparece en cuanto superas los 0dBFS (FS = fondo de escala). Realmente, nuestro oído no escucha así. Aunque tengamos dos canciones cuyos picos máximos llegan al mismo nivel, el volumen medio puede ser diferente. Para poder medir eso, es necesario la utilización de medidores que funcionen en modo RMS (Root Mean Square). Una medidor en modo RMS proporciona el valor eficaz del volumen. Esta forma de medir es más parecida a la forma que tiene el oído humano de escuchar, motivo, además, por el que los medidores analógicos se siguen usando aún en nuestros días.

Software de masterización

Como comenté al principio del artículo, las soluciones en software para masterización ofrecen mayores ventajas que sus equivalentes en hardware. Realmente, se puede masterizar con cualquier programa que permita añadir plugins de efectos y modificar sus parámetros en tiempo real, con lo que abre mucho nuestro abanico, pudiendo ser desde un secuenciador (Pro Tools, Nuendo, Logic, etc.) hasta un editor de audio (Spark, WaveLab, SoundForge, etc.) o un programa especializado (T-Racks).
Entre los editores de audio, los más especializados son Spark y WaveLab. Spark permite el ruteo de la señal a través de distintos efectos, pudiendo separar los canales y procesarlos independientemente de formas muy complejas. WaveLab trae un rack que permite la carga de varios efectos simultáneos y tienes opciones avanzadas de análisis del audio. Existen otras opciones como Peak o SoundForge, pero dan menos facilidades a la hora de masterizar.
El T-Racks 24 es un programa de masterización integrado completamente autónomo. Se basa en la emulación de procesadores de válvulas y no soporta plugins de ningún tipo.
Dentro de los paquetes de efectos en plugins, confesaré que tres son mis favoritos: DSP-FX, Steinberg Mastering Edition (diseñados por Spectral Design) y los de Waves.
DSP-FX es un paquete con algunos años que funciona como plugin DirectX y Saw que contiene varios procesadores (reverbs, chorus, eco) y, en especial, un excitador aural (Enhancer) y un limitador (Optimizer) fabulosos. Su interfaz es bastante antiguo, pero su sonido es fantástico. En particular, el medidor del limitador es muy útil para ajustar el volumen relativo entre las pistas.
El Steinberg Mastering Edition es un paquete de plugins DirectX, VST y WaveLab que contienen un buen surtido de procesadores especialmente dedicados para la masterización que contienen todos los elementos necesarios para realizar una masterización completa. Son plugins de primera calidad entre los que se encuentran el popular FreeFilter (un ecualizador gráfico con funciones de adaptación de curvas de ecualización), el Loudness Maximizer (un limitador bastante musical) y el MultiBand Compressor es un buen compresor/expansor multibanda.
Waves proporciona varios paquetes de plugins, algunos de ellos muy apropiados para la masterización. En particular, es muy popular el L1-Ultramaximizer, un limitador maximizador para masterización y el Ressinance Compressor, un estupendo compresor que puede emular varios tipos de compresores, muy suave y cálido. El L1 me resulta demasiado bruto con la limitación y, de todos los limitadores comentados en este apartado, es el que más deteriora el sonido, cortando muchas veces los picos. Recientemente, Waves ha presentado el L2, descendiente de su versión en rack y que mejora mucho en musicalidad el resultado.
Existen otras opciones de muy buena calidad, como el paquete de plugins TC Native Bundle, que ofrece un surtido de herramientas aptas para masterización y, en forma de programa autónomo, Emagic Waveburner Pro, ideado para la masterización y grabación de masters en CDs.

Hardware de masterización

En este apartado existen numerosas opciones posibles, siendo muy habituales los equipos antiguos a válvulas. Últimamente han ido apareciendo algunas soluciones "todo en uno" de mano de dbx (Quatum y Quatum II), Drawmer (Masterflow DC2476) y los más populares de TC Electronic con su gama Finalizer, Finalizer 96K y Plus.

Convertir WAV (o MP3) a MIDI y viceversa



AConvertir WAV (o MP3) a MIDI y viceversa

clarando las ideas

Los archivos WAV y MIDI no son formatos convertibles; tienen tanto que ver entre sí como el sol y la luna. Que nadie se asuste, porque luego daremos solución a esto; pero es vital marcar diferencias y conceptos antes de empezar.
Cuando hablamos de convertir formatos en informática nos referimos a adaptar un archivo diseñado para una aplicación, de manera que pueda leerse en otra correctamente. Para que esto pueda hacerse, deben darse unas similitudes fundamentales entre los formatos que usan esas dos aplicaciones; por ejemplo, podemos convertir un archivo de WordPerfect en uno de Word. Esto es así porque ambos son formatos de texto, y las únicas diferencias reales entre los dos se deben a la manera que tiene cada programa de leerlos y tratarlos. Lo mismo sucede con formatos de imágenes digitales, como BPM, JPG o GIF. Todos comparten algo: son imágenes digitales. Unos formatos son comprimidos, otros usan más o menos colores, pero en realidad todos están leyendo información digital de un gráfico.
Dando un ejemplo aún mas palpable, convertir un documento de WordPerfect a Word sería como coger una camisa verde y teñirla de rojo. Pero "convertir" MIDI a WAV, o al revés, sería pura alquimia, como transformar la camisa en unos pantalones. Alguien dirá "pero ¿en qué se diferencian tanto el WAV y el MIDI? ¡Si reproduzco un MIDI escucho sonidos, y si pincho un WAV también!". Pues no es del todo cierto...

98_640.jpgMIDI es un protocolo de comunicación entre aparatos musicales

El MIDI en sí mismo no produce sonido alguno; consiste en mensajes que se dirigen unos dispositivos MIDI a otros, indicando qué nota debe sonar, a qué volumen, etc. Por ejemplo, un secuenciador manda mensajes de notas a un sintetizador y este obedece y suena. Aquí entra otro elemento de confusión. Mucha gente cree que un midifile suena porque sí, que lleva los sonidos "dentro", dado que ellos "no tienen un sintetizador en casa, sólo el ordenador". Pues tampoco es verdad. Todos los ordenadores actuales llevan sintetizadores-samplers incorporados, ya sea en su tarjeta de sonido o virtuales (como el que implanta Microsoft en sus últimos sistemas operativos). Cuando reproduces un midifile, éste le indica al sintetizador de tu ordenador cómo debe sonar, al igual que en el ejemplo anterior con los sintes hardware. Por eso, si cambias de tarjeta de sonido, o usas otro sintetizador virtual diferente, los midifiles sonarán diferentes. [Arriba a la derecha, datos MIDI de notas presentados por el secuenciador Logic Audio).

99_640.jpgWAV es un formato de audio digital

Si colocaras un microscopio sobre un WAV (figuradamente, claro), sólo verías cadenas de ceros y unos; el WAV es una fotografía digital del sonido real. El ordenador convierte los impulsos eléctricos de una señal sonora en datos que él pueda leer. Así pues, cualquier reproductor de WAVs hará sonar la misma imagen del sonido original. Aquí no hay ningún protocolo o lenguaje que le diga a ningún dispositivo cómo debe sonar; el WAV en sí mismo es el propio sonido capturado, no una cadena de mensajes que se envían a un sintetizador o sampler, como el MIDI. Avisamos ya aquí que todo lo que diremos sobre el WAV se aplica al MP3 (que es un simplemente un WAV comprimido) [A la izquierda, representación gráfica de un WAV en el editor de audio Wavelab]

Hemos sido tajantes: no se pueden convertir WAVs y midifiles entre ellos. Pero sí hay maneras de hacer algo muy parecido. Sigue leyendo...

Lo fácil: grabando un midifile en formato audio

Hemos dicho que un WAV es una captura digital del sonido real, y que el MIDI hace sonar un sintetizador o sampler mediante un protocolo de mensajes. Pues bien, para tener los sonidos que produce un midifile en formato WAV, la cosa es sencilla... sólo tenemos que grabar digitalmente esos sonidos.

Si tenemos un sintetizador o sampler externo que reproduce los midifiles, la cosa está bien clara: sólo hay que encaminar las salidas de audio del aparato a la entrada de línea de nuestro ordenador, y utilizar un grabador para registrar esa señal. Muchos programas pueden grabar audio; cualquier secuenciador MIDI-Audio lo hace, y editores como Wavelab o Sound Forge, Cool Edit o Goldwave también cumplirán la tarea. Solo hay que seleccionar en el programa la entrada de línea de la tarjeta de sonido, y grabarla.

Si sólo dispones del sintetizador-sampler de tu ordenador (ya sea virtual, por software, o incorporado a la tarjeta de sonido), sigue siendo fácil la solución.

100_640.jpg· En el caso de la tarjeta de sonido, el sistema que utilizaremos dependerá de si ésta puede "autograbarse", es decir, si dispone de un circuito especial que reenvíe toda la señal que genera de nuevo hacia el ordenador. Muchas tarjetas hacen esto; por ejemplo, la famosa Sound Blaster Live! (en la foto) o la Audigy. Diremos como se hace con la Live!, y si tienes otra tarjeta, seguro que no te será difícil trasladar la técnica. Lo que debes hacer es abrir el mixer de Windows (el control de volúmenes), ir a las opciones y ponerlo en modo "grabación". Eso hará que veas los niveles de grabación de las distintas fuentes posibles, y cuál está seleccionada para ser grabada en ese momento. Pues bien; sólo debes escoger como fuente el sintetizador de la Live!, y usar (como en el caso anterior) un grabador para recoger la señal.

Si tu tarjeta no puede "autograbarse", tendrás que hacer una pequeña chapucilla: une la salida de audio de la tarjeta con su entrada de línea usando un cable de audio apropiado, y elige como fuente de grabación esa misma entrada de línea. Ten cuidado aquí con los volúmenes de salida y entrada; ya no estás en el dominio digital y puedes distorsionar la señal si te pasas.

· Para grabar la señal de un sintetizador o sampler virtual, el procedimiento es análogo: si la tarjeta dispone de un circuito que permita grabar internamente la señal de audio que ella misma produce, solo has de elegir la fuente adecuada para la grabación (suele ser la fuente "WAV" o "Directsound" en muchos casos). Si careces de esta posibilidad, tendrás que hacerte con el cable ya citado y realimentar a la tarjeta con su propio sonido.

Lo difícil: descomponiendo un WAV en mensajes MIDI

Esto es otro cantar. Grabar la salida de un sinte o sampler (hardware, software o de tu tarjeta de sonido) es un procedimiento obvio y sencillo. Pero si queremos obtener un midifile a partir de un WAV, las cosas se complican hasta el extremo...

La razón para esto es que un WAV reúne información muy compleja sobre frecuencias, volúmenes, resolución, etc, y toda ella aparece mezclada, especialmente si el WAV es de una canción normal, en la que puede haber percusión, bajo, voces, acompañamientos... El WAV no entiende de notas ni de escalas, sólo de frecuencias y de sonido puro. Ya sabemos que el MIDI consiste precisamente en mensajes que indican a un dispositivo cómo interpretar música, así que convertir un WAV en un midifile sería algo así como cocinar una tarta y luego pretender separar los huevos, la leche y la harina.

Así pues, estamos en un atolladero. Pero hay alguna esperanza. Al igual que existen programas de reconocimiento de caracteres (OCR) que intentan "leer" un gráfico de un texto y convertirlo en datos reconocibles para un procesador de textos, existen programas que identifican los tonos de un WAV y, a partir de ellos, generan un archivo MIDI. Por desgracia, esta técnica tiene mucho más éxito con las letras que con el sonido ya que, como habrás imaginado, un WAV es algo mucho más complejo que una foto de la página de un libro, donde sólo hay caracteres de color negro sobre un fondo blanco, nítidos y fáciles de identificar para un programa de reconocimiento mínimamente inteligente. Identificar todos los tonos de un WAV, sus volúmenes, y aún más allá, los tonos y volúmenes de todos los instrumentos por separado, es una tarea imposible. Además, ¿cómo un programa de ordenador podría diferenciar entre el timbre de un violín y el de una guitarra?

101_640.jpgSin embargo, algo se ha avanzado en los últimos años. Actualmente uno puede conseguir un MIDI más o menos aceptable a partir de un WAV monofónico no muy complicado. Por monófonico entendemos aquel sonido que sólo contiene un tono a la vez, por ejemplo la voz humana o una flauta (ninguna de las dos puede hacer sonar dos notas al mismo tiempo). Al haber sólo una línea melódica sin acordes ni notas superpuestas se hace más fácil identificar los tonos y crear mensajes MIDI a partir de ellos. Algunos programas presumen de identificar incluso acordes y líneas más complejas, pero su eficacia es bastante dudosa. Por ello te recomendamos que en vez de complicarte la vida con conversiones imposibles, busques directamente el midifile de la canción que desees; seguro que alguien en alguna parte ha secuenciado ese MIDI para que lo puedas bajar.

En qué debes fijarte al elegir monitores nuevos

Monitores
Muchas veces se compran monitores en base a una review o por el boca a boca, y resulta sorprendente, ya que se trata de un ítem muy personal. En este extracto de mi ​​​​​​Studio Builder’s Handbook (escrito con Dennis Moody) se cubren algunos aspectos a tener en cuenta antes de comprar tu próximo set de altavoces.

No elijas unos monitores porque otros lo estén usando

Sólo porque tu ingeniero favorito utilice unos Tannoy Precision 8D no significa que serán buenos para ti. Cada uno oye de distinta manera y tiene una experiencia auditiva diferente. Además, pueden no ir bien con la acústica de tu espacio, o pueden ser inapropiados para el tipo de música que haces, y si son pasivos, puede que no tengas el mismo amplificador que se utilizó en tu review de referencia, así que te sonará distinto.

Escucha los monitores antes de comprarlos

Los profesionales se toman su tiempo y escuchan sus monitores bajo un amplio rango de condiciones antes de decidir su compra. ¿Por qué no habrías de hacer tú lo mismo? Quizá no vivas cerca de una gran ciudad con abundantes tiendas de audio de profesional, o aunque vivas cerca, quizá no tengas una buena relación con alguien que te pueda hacer una demosración personalizada en tu estudio. Pero eso no debería frenarte a la hora de hacer tus escuchas; tómate la molestia de viajar a tu tienda de audio profesional más cercana y dedica tiempo a escuchar.
Deberías fijarte en esto a la hora de evaluar un monitor:
  • Busca un equilibrio de frecuencias neutro: comprueba si hay frecuencias exageradas o atenuadas mientras escuchas un tema musical que te resulte familiar. Presta especial atención al rango medio de frecuencias —entre 1.5 y 2.5kHz—, a los platos de batería en las frecuencias altas, a las voces y guitarras en frecuencias medias, y al bajo y bombo en la zona de graves.
  • Escucha el equilibrio de frecuencias a distintos niveles: los monitores deberían mantener el equilibrio a cualquier nivel, de flojo a más fuerte.
  • Asegúrate de que los monitores suenan lo bastante fuerte sin distorsionar: comprueba que ofrecen un nivel limpio suficiente para tus necesidades. Muchos monitores activos tienen limitadores incorporados que evitan la distorsión del altavoz o amplificador, pero esto también impide que el sistema suene todo lo fuerte que podrías necesitar. Asegúrate de escucharlos a distintos niveles de volumen para determinar si tendrán la suficiente potencia para ti, o si distorsionan o alteran sus características sonoras dramáticamente a distintos volúmenes.

Escúchalos con música que conozcas bien

La única manera de juzgar unos monitores es escuchando material que te resulte muy familiar y que hayas escuchado en muchos entornos diferentes. Esto te dará el necesario punto de referencia para juzgarlos adecuadamente. Puedes utilizar algo que hayas grabado tú mismo y que conoces por dentro y por fuera, o un CD favorito que te parezca bien grabado. Evita hacer escuchas críticas con archivos MP3 o streams de Spotify —los streams de alta resolución de Tidal o Deezer sí están bien—, porque cuanta más calidad en tu fuente de reproducción, mejor. Una fuente de alta calidad a 24 bit que provenga de un grabador personal está genial, porque te da una idea más precisa de la respuesta en frecuencia del sistema.
Si los monitores que estás escuchando son pasivos —o sea, no están autoamplificados— podrías llevar tu propio amplificador, porque la combinación de ampli y altavoz es una cosa delicada. Un altavoz tiene un grado de interdependencia con su fuente de potencia mucho mayor del que muchos suponen, y muchos ingenieros dedican tanto tiempo a la búsqueda del amplificador perfecto como a la de los monitores perfectos. Por suerte, esto no suele ser un problema hoy por hoy, ya que la mayoría de los monitores de alta calidad llevan amplificadores incorporados que se adecúan perfectamente a los drivers de los altavoces.
Dicho todo esto, lo cierto es que podrías acostumbrarte a casi cualquier altavoz si lo utilizas lo suficiente y aprendes sus puntos fuertes y débiles. También ayuda disponer de puntos de referencia para comparar el sonido, como tu coche o un reproductor de música portátil, para luego ajustar tus mezclas y conseguir que suenen bien también en ellos.

Reaper 6 llega con apariencia renovada y muchas funciones expandidas

Cockos está anunciando la disponibilidad inmediata de la sexta versión de su DAW Reaper, que viene cargado de novedades que van des...